Estas vacaciones estuve en casa de mis abuelos. Los 4 viven en pueblos del norte de la provincia de León, que no se caracterizan por su «hospitalidad climatológica» en invierno, cierto es.
Me comentaban, unos y otros, que de un tiempo a esta parte ya no tienen párroco al modo en que yo lo conocí. Es decir, un cura que compartían varios pueblos y que daba la misa del domingo y de algunos días por semana. Los rosarios, las novenas y esas cosas quedaban para la «organización de la comunidad». No era la fórmula ideal para pueblos que habían dispuesto cada cual de su propio cura, disponible en todo momento y a mano para cualquier emergencia, pero aprendieron a conformarse.
El caso es que ahora tampoco tienen párroco compartido. Vienen unas amables monjas que cantan y rezan con los parroquianos, y les acompañan. Porque parece que no hay curas disponibles. No abundan las vocaciones, cosa que se sabe desde hace tiemp0, y mandan a las monjas, que es lo que tienen a mano. Pero a mis abuelos no les parece bien. Las monjas son todo dedicación y empeño pero… ¡no pueden celebrar el sacramento de la eucaristía!. Y lo que quiere la gente de los pueblos es ir a misa, con su consagración, con sus confesiones, con su pack completo vaya.
Y yo me pregunto por qué perseverará la Iglesia Católica, ante su manifiesta falta de mano de obra masculina para cubrir las necesidades de sus feligreses (sus clientes al fin y al cabo), en su negativa a ordenar mujeres… Si, al fin y al cabo, o al menos en algunas parroquias de León, recurren a ellas para cubrir «sus vergüenzas»…
Mi Querida Laura:
El fanatismo es el culto exaltado de un sentimiento y de una idea, una obcecación, más peligrosa, mientras más elevados son ese sentimiento o esa idea, de modo que cuando el fanatismo es religioso, pervierte de tal modo el criterio y extravía la razón,
La superstición es la forma extraviada de la creencia; la supeditación de las facultades morales e intelectuales del hombre a funestos errores, los cuales aniquilando su condición pensante, lo hacen inhábil para el desempeño de las altas funciones a que está destinado.
Por esto el fanatismo y la superstición, constituyen los más grandes enemigos del progreso y la felicidad de los pueblos. Sería mejor que las mujeres mismas como en el Cristianismo primitivo tomasen la iniciativa del culto como en Bailén la resistencia de los españoles la tomó una mujer costurera con una tijera. Así las mujeres deben tomar las riendas del culto cuando no hay hombres -y si los hubiera también- porque en esencia están dotadas de los mismos atributos espirituales del hombre.
No obstante la Iglesia es una Institución y aunque la Fe es personal en la creencia del individuo, la Iglesia regula el Culto con su Dogma. Pero los dogmatismos deben venirse abajo y ya son tiempos en los que la Cristiandad debe buscar: las cosas que significan algo para todos los hombres en sentido universal… donde ustedes son llamadas al Edén como Eva, que tomó el fruto del árbol del árbol prohibido, si se revelaron contra Dios, contra la Iglesia no será problema.