La obcecación como patrón de comportamiento

Estas vacaciones estuve en casa de mis abuelos. Los 4 viven en pueblos del norte de la provincia de León, que no se caracterizan por su «hospitalidad climatológica» en invierno, cierto es.

Me comentaban, unos y otros, que de un tiempo a esta parte ya no tienen párroco al modo en que yo lo conocí. Es decir, un cura que compartían varios pueblos y que daba la misa del domingo y de algunos días por semana. Los rosarios, las novenas y esas cosas quedaban para la «organización de la comunidad».  No era la fórmula ideal para pueblos que habían dispuesto cada cual de su propio cura, disponible en todo momento y a mano para cualquier emergencia, pero aprendieron a conformarse.

El caso es que ahora tampoco tienen párroco compartido. Vienen unas amables monjas que cantan y rezan con los parroquianos, y les acompañan. Porque parece que no hay curas disponibles. No abundan las vocaciones, cosa que se sabe desde hace tiemp0, y mandan a las monjas, que es lo que tienen a mano. Pero a mis abuelos no les parece bien. Las monjas son todo dedicación y empeño pero… ¡no pueden celebrar el sacramento de la eucaristía!. Y lo que quiere la gente de los pueblos es ir a misa, con su consagración, con sus confesiones, con su pack completo vaya.

Y yo me pregunto por qué perseverará la Iglesia Católica,  ante su manifiesta falta de mano de obra masculina para cubrir las necesidades de sus feligreses (sus clientes al fin y al cabo), en su negativa a ordenar mujeres… Si, al fin y al cabo, o al menos en algunas parroquias de León, recurren a ellas para cubrir «sus vergüenzas»…

a JP

Hace sólo unas semanas que me “despedí” de mi jefe. Juan Pablo de Laiglesia, hoy embajador permanente de España ante Naciones Unidas, con sede en Nueva York, y hasta entonces Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, mi jefe.

Ha dicho de él su sucesor y antecesor en el cargo, y hoy mi nuevo jefe, Juan Antonio Yáñez que es, sencillamente, el modelo de diplomático español. Y yo estoy de acuerdo 🙂

Juan Pablo será un embajador magnífico ante Naciones Unidas, dejará el pabellón de España muy alto, como siempre ha hecho, como ha venido haciendo Juan Antonio. Y yo espero aplaudir desde este lado del charco sus éxitos, que serán los de todos. Y si puedo ir a aplaudir en directo… ¡allí estaré!

Le dedico este post, porque en este año y medio en el que he podido trabajar a su lado he aprendido muchas cosas. He conocido la realidad de América Latina, que es sencillamente apasionante y que vive en una efervescencia permanente. Dicen que es un tema que “engancha” y yo tengo pocas dudas la respecto. Pero, además de darme una zambullida profunda en los asuntos iberoamericanos primero y en los exteriores después, he aprendido otras muchas cosas. Agradezco mucho este “máster a lo bestia” como algún amigo mío calificaba su paso por el Congreso, pero la verdad  es que esta experiencia me ha dado, me está dando, la oportunidad de abrir otras muchas y variadas perspectivas.

Y la oportunidad me la dio él. A decir verdad, cuando me hizo la entrevista, tuvimos una especie de «flechazo». Supe enseguida que quería trabajar con él. Y ha sido una experiencia estupenda. Así que aquí va mi agradecimiento, por una experiencia que aun no ha terminado, pero que de no ser por él no hubiera empezado.

Gracias a Juan Pablo, por su inteligencia, por sus múltiples habilidades diplomáticas, políticas, sociales, mediáticas y parlamentarias. Gracias por su mentalidad abierta, por su “osadía” para innovar, gracias, mil gracias, por haber hecho realidad los encuentros con los bloggers. Gracias por despachar asuntos por sms, por correo electrónico por ser instantáneo pese a las dificultades técnicas que encontramos. Gracias por el sentido del humor, por la eficacia. Gracias por enseñarme que el compromiso profundo, claro y contundente puede adoptar muchas formas.

Él me dice que está contento, porque sabe que estoy contenta de poder trabajar ahora con alguien como el Secretario Yáñez, un sabio entre los sabios. Y lo estoy, contenta y preparada para seguir aprendiendo.

Pero que esté seguro que yo no le olvido 🙂



Una de bander(ill)as!

Hace una semana que la selección española ganó el Mundial de Sudáfrica.

El progreso de «la roja» fue un clásico: aterrizamos en modo «somos los mejores, vamos a comernos el mundo» y en lo que duró el partido contra Suiza el ánimo colectivo se vino al suelo… Para ir cogiendo carrerilla con el discurrir de los partidos. Igual que carrerilla cogió la venta de camisetas, de banderas, banderines, muñequeras, bolsos, etc etc. Vamos, una alegría inusitada del consumo en estos duros momentos de crisis, que algunos ratos se olvidaba aunque sólo fuera un poco…

Llamó mucho la atención el incremento de la venta de banderas de España, de las constitucionales, claro.
Yo nunca he sido nada folclórica en el tema de las banderas. Soy republicana convencida, pero no considero que lo sea menos porque no me envuelva en la tricolor a la menor oportunidad… Si un día se hace un referéndum tengo muy claro por qué causa haré campaña y cuál será el sentido de mi voto. Dudo que de ganar e instaurarse la República se cambiase de bandera…

Lo que me alegró mucho fue que se democratizara el uso de la bandera roja y amarilla, que había estado secuestrada desde la transiciòn por la derecha española. Mientras más inmovilista y reaccionaria más amor por envolverse en una bandera que consideraban suya en exclusiva, con la excusa de cualquier ocasión. Era más suya que de los otros, entendiendo que los otros somos los que no estamos en esa orilla ideológica…
Como si no hubiera, ni hubiera habido, republicanos de derechas…! En fin.

El caso es que los de un lado y los del otro lado del espectro ideológico sacaron sus banderas. Algunos ya las tenían (guardadas con el equipo de salir a manifestarse) y otros la compraron para la ocasión. El caso es que todos salieron contentos a celebrar y a brindar por un éxito colectivo.

Y la bandera fue de todos, por fin.

Polémico ejército

Hace dos años tuve la oportunidad de visitar Cisjordania, Palestina. Territorios ocupados por Israel, al menos parcialmente.
Fue una experiencia irrepetible el poder ven en directo cosas sobre las que tanto lees, sobre las que te has formado una opinión y que, para desgracia de todos, están siempre de actualidad. La vida en territorio ocupado no es fácil, y ese es uno de los aspectos que más te impactan. La gente no puede hacer cosas tan sencillas como ir a trabajar en coche al pueblo de al lado, ir a cultivar sus tierras, o ir a visitar a su familia en otro lado. No vamos a entrar al desarrollo de otras actividades mucho más complejas como las económicas, sociales, comerciales o políticas. Viven la odisea nuestra de cada día.

Pero una de las cosas que más me impactó y que pude comprobar varias veces a lo largo de la visita: paseando por Jerusalem, en los controles móviles que cortan cualquier carretera de Cisjordania, a cualquier hora, en los controles de acceso a Nablús o a Belén, es lo jóvenes que eran, que son, los soldados israelíes que desarrollan esas tareas, en cumplimiento de su servicio militar obligatorio. ¡Son niños!. Niños con metralletas…

Por eso a mí este vídeo, en el fondo, no me sorprende tanto. A veces a los niños les apetece hacer cosas de niños… aunque vayan armados hasta los dientes.

La crisis de los (tres) cerditos

Una no puede deja de pensar en esta crisis que nos inquieta, que nos aprieta por todas partes, y que nos hace sentir vulnerables. Como individuos y colectivamente. Y encima, va la selección y pierde con Suiza…

El caso es que esa «congoja» se hace especialmente patente cuando la sociedad, la gente, asume la necesidad de hacer sacrificios, pese a que tenemos todos muy claro, gobernantes y gobernados, que quienes generaron y fabricaron esta crisis no son quienes ahora han de sufrir ajustes, con más o menos resignación.

Queríamos reformar el capitalismo (Sarkozy dixit)  y resulta que,  como no nos dimos prisa, el capitalismo no está «ajustando» a nosotros. No sólo eso. El capitalismo ha encontrado la manera de aprovecharse de ello. Seguimos jugando con las mismas reglas del juego que propiciaron el marco  ideal para que se incubara y se desencadenara esta crisis.

El ataque al euro es un ejemplo. Estoy convencida de ello. A los «mercados» (yo no sé quién es el tal sr. mercado… pero mecagonsu….. todos los días!) les interesa que el euro se debilite, y que con él la UE -y toda su enorme capacidad reguladora- se debilite, y que se mantenga el status quo actual que les permite hacer de las suyas. Y de paso otras divisas (las suyas, las anglosajonas) salgan reforzadas. Así se hace dinero, y mucho, todos los días.

Para respaldar esto, han inventado su relato. Lo tienen hecho y navega por la red, por la opinión pública, y corre de boca en boca, de blog en blog, como si fuera pólvora. Una parte de ese relato lo constituye el cuento de los 3 cerditos, de los PIIGS, que no somos sólo 3 (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España) pero a quienes se nos pone en el origen de todos los males. Y a por nosotros van, como si estuviéramos en pleno San Martín, para hacer sangre en el sistema económico europeo. Y los cerditos corremos atemorizados, como los dos primeros cerditos del cuento cuando sopla el lobo y les tira sus cabañas. Pero ya está bien. Seamos como el otro cerdito, el más listo, y respondamos con nuestro propio relato.

Aquì os dejo (en una traducción libre) el relato de mi compañero F.A. Te animo a que lo difundas.

«Se habla mucho de los PIIGS como una desafortunada y única entidad, cuandon las realidades  de los países PIIGS son, siempre han sido, muy diferentes. Los medios anglosajones, inductores de este juego, hasta ahora han conseguido lo que se proponían: crear una ola de desconfianza hacia esos países y amenazar de paso la estabilidad del euro y del propio proyecto europeo, mientras contraponen la «seriedad» del norte con la «vagancia» del sur. Estamos hablando de los mismos medios que hace 3 y 4 años hablaban del milagro español (el que nació del ladrillo, oigan) y lo comparaba con lo que ellos denominaban economías «esclerotizadas» de Francia y Alemania.

Para todos aquellos del sur de Europa que se sientan ofendidos por el acrónimo PIIGS acuñado  por «The Economist», usado hasta el abuso en todo tipo de blogs, foros de opinión y medios de todo tipo, proponemos algunos otros acrónimos, que ya se pueden usar en la red para referirse a otras realidades económicas, que deberían resultar igualmente preocupantes. (Nótese que se usan las siglas de los nombres de los países en inglés).

  • Los SWINEs (Suiza, Islandia, Holanda e Inglaterra). Se trata de algunos países europeos especializados en servicios financieros. Un fallo de la confianza en el sistema financero global podría provocar en ellos tensiones económicas serias. Su «Grecia» particular la tienen en Islandia, un ejemplo de futuro al que los miembros del grupo podrían estar predestinados.
  • Los TOXIC APES (sistemas económicos de tendencias anglosajonas y protestantes). El mantra de los gurús financieros y de los medios económicos internacionales. Son muy peligrosos para la estabilidad de las economías occidentales. Gozan de un sistema de control de la responsabilida social muy débil, lo que hace de esos países -los del este- presentarse como fervorosos siervos de los intereses financieros de Wall Street y la City, por lo que sus agendas políticas están totalmente dominadas por EEUU y Gran Bretaña. Tienen una enorme capacidad patra transformar el estatus quo social global y el económico en favor de sus gurús.
  • Los DUNG (Dinamarca, Reino Unido, Holanda y Alemania). Son países en los que  sus nórdicas actitudes arrogantes  hacia los países del sur en sus medios de comunicación han ido todavía más lejos después de la crisis griega.
  • El Grupo de Las Vegas. Fans del capitalismo de casino: una amalgama de medios de comunicación, agencias de calificación y magnates de todo pelo, que favorecen y se aprovechan de la descontrolada expansión del capitalismo y su especulación (S&P, Fitch, Goldman and Sachs, Financial Times, Wall Street Journal, The Economist, la FOX, y toda la «galaxia Murdoch».

PS: Y ya se sabe… ¡del cerdo se aprovecha todo!

Segundo encuentro del Secretario de Estado para Iberoamérica con los bloggers latinoamericanos

Síguelo aquí:

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Manifestémonos, o no.

El derecho de manifestación es uno de los derechos fundamentales que contempla la Constitución Española.

Cuando pensemos ejercer nuestro derecho a la manifestación debemos comunicárselo a la Subdelegación de Gobierno con una antelación  mínima de 10 días naturales y máxima de 30 (se reduce a 24 horas si existen causas extraordinarias y graves) y hay que comunicar:
– identificación y firma de los convocantes
– recorrido, lugar, fecha y hora
– afluencia y duración prevista
– existencia de medidas de seguridad propias de los manifestantes o solicitud de algunas a la Administración (corte de ciertas calles, escolta policial, etc…)

Las manifestaciones se ligan históricamente al movimiento obrero y a sus reivindicaciones por la mejora de sus condiciones laborales, pero es un fenómeno que ha ido extendiéndose por el arco ideológico de una manera muy ágil.

En España uno puede manifestarse por la causa que le plazca. No existen limitaciones en cuanto a la temática. Puede haberlas por otras causas, pero no es frecuente.

Esta semana asisto atónita a una serie de declaraciones de parte de una fuerza política que se ha manifestado en contra del gobierno por su política antiterrorista, por la política del agua, en contra de una asignatura cívica, en contra del derecho de los homosexuales a contraer matrimonio, contra la reforma del estatuto catalán, en contra del aborto… Vamos, que han hecho un uso amplio de su derecho, acompañados por personas y grupos de ellas que proferían todo tipo de insultos contra el Gobierno de todos los españoles, que lo es porque ha ganado unas elecciones, que seguro ellos no compartían.

En cualquier caso, seguidamente a la celebración de esas manifestaciones pedían al gobierno, a las instituciones, que escucharan «el clamor popular», y nunca mejor dicho…

Hace pocos días las asociaciones de memoria histórica, apoyadas por la izquierda española, se manifiestaron para mostrar su apoyo al juez que les abrió la esperanza de recuperar los trocitos de memoria que alguien les arrebató y tiró a una cuneta… Trozitos que componen el puzzle de la historia de España, que es de todos.

Bueno, esa manifestación es intolerable, antidemocrática, pone en riesgo el sistema de división de poderes (eso sí, que la misma fuerza política acuse a la policía, a fiscales, al ministerio del Interior, de escuchas ilegales, de caza de brujas, de fabricar pruebas.. eso es bromita), y el propio sistema de convivencia en España.

Lo mejor es que lo dicen, y se quedan tan anchos.. y tan anchas.

Se ve que para manifestarse, amigos míos, también hay clases. Están las «manis que molan», las de los buenos, las que hay que escuchar… y están las manis de los rojos, rompespañas, malos, malosos, que acabarán con todos nosotros. ¿O no?

¡Pues no, oigan, no.!

Bollos de mi abuela

Prometí en mi post sobre las roscas de sarten,  aquí está la receta de los bollos (espectaculares) de mi abuela.

No parece lógico ponerese a hacer bollos cuando la «operación bikini» está en ciernes… Pero leí algo de la «baking therapy», y eso tiene que ser bueno 🙂

Ingredientes:

340 gr. de mantequilla

4 yemas de huevo

200 gr. de azúcar glas

600 gr. de harina (tamizada)

una pizca de sal

Se mezcla la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar glas y la pizca de sal.  Se añaden, de un en una, las yemas de huevo.

Se añade la harina tamizada y se mezcla todo con movimientos envolventes, evitando amasar en lo posible.

Se envuelve lo amasado en papel vegetal y se deja reposar la masa durante un hora en la nevera.

Se extiende la masa y se corta, para hornearlas durante 10 ó 15 minutos  a 200º.

Et voilà!