Cinco millones de parados (casi). Cinco millones de dolores de cabeza para el Gobierno. Hay quien afirma que son cinco millones de alegrías para la oposición popular. Lo que desde luego no es para ellos es el momento de remar con el gobierno para que la salida del túnel de la crisis llegue antes.
Ellos parecen creer en la magia. Afirman que con un cambio en el signo político del gobierno todo se solucionará. El más misterioso de los efectos mariposa se desplegará ante nuestros ojos desde el mismo momento en el que Mariano Rajoy jure su cargo. A partir de ese momento una nube de bienestar nos envolverá y las empresas comenzarán a crear empleo igual que florecen los árboles en primavera. Será un fenómeno de tal alcance que el Valle del Jerte en flor palidecerá de envidia. Lo mismito va a pasar en cada comunidad autónoma y en cada ayuntamiento con las tomas de posesiòn de presidentes/as y alcaldes/as.
La magia nos va a envolver y va a solucionar todos nuestros problemas. Así ha de ser. Porque nadie sabe qué medidas proponen -distintas de las que ya se han puesto en marcha (algunas muy dolorosas) y están desarrollándose- ¿Acaso harán más ajustes?; ¿de dónde van a recortar?; ¿acaso su modelo es el de Cameron, o no se atreven ni a decirlo?; ¿bajarán impuestos de manera que ingresarán todavía menos?; ¿con qué piensan pagar la educación, la sanidad, los servicios públicos, o es que sobran?… Me temo que nos quedaremos sin saberlo… Sencillamente ocurrirá. Será la primavera del empleo (y el resto de países querrán saber cuál la patente del modelo Rajoy).
Pero resulta que yo no creo en la magia. Como dijo Javier Fernández este domingo en Gijón, yo creo en la seriedad y en la eficacia. No fue la magia ni la casualidad la que nos metió en este agujero y mucho menos va a ser la magia la que nos saque de él. Cinco millones de parados no van a desaparecer con un chasquido de dedos. Hay que hacer lo que hace falta hacer (Rubalcaba dixit): reformas, rigor, seriedad y trabajo. Esos somos nosotros.
Los experimentos, con gaseosa, por favor y las varitas mágicas, para Génova.