Hace un tiempo fue éxito en youtube un vídeo que se titulaba «contigo no, bicho» . Un muchacho, todavía bajo los efectos -al menos parciales- de la borrachera del día anterior, se quejaba a sus amigos de la negativa de una chica a sus lances «afectivo-sexuales» al grito de «contigo no, bicho». El chico no se consideraba bicho, y las circunstancias eran, desde luego, atenuantes. Pobre…
Esa sensación tengo yo desde la derrota del PSOE el 22-M.
Y es que, tras un año duro de reformas duras, de malos tragos aquí y fuera, de aprendernos todo lo de las agencias de rating, la deuda soberana y el diferencial con la deuda alemana, depués de tener que explicar que hacíamos cosas que no nos gustaba tener que hacer, con 5 millones de parados en las espaldas, aderezado todo ello con un crecimiento escaso que nadie llegó a ver como brote verde, los socialistas nos vestimos de domingo, nos pusimos la sonrisa de circunstancias y nos fuimos a pedir el voto.
En esas estábamos, dibujando la terrible realidad (que es lo que se nos viene) si ganaba la derecha, motivando el voto útil, cuando el 15-M convirtió a nuestros indecisos en indignados. Con sus razones, obviamente. Y nuestra expectativa de derrota digna se convirtió en hecatombe.
Y ahí estamos, mascando nuestra tragedia.
La gente, nuestra gente, nos ha dicho bien alto y bien claro que así no nos quieren. Están esperando a que les demos razones para volver, a que demos algún signo de habernos enterado y de habernos dado por aludidos.
Hemos cargado con el peso y el desgaste de gestionar una crisis muy dura. Pero un tsunami de este calibre no tiene el origen sólo en eso.
Honestamente creo que nos está faltando autocrítica y nos sobra flagelación. Tenemos que demostrar y mostrar con signos que nos hemos enterado y que lo hacemos a todos los niveles: recuperando espacios de militancia y participación, con coherencia, mejor comunicación, generando esperanza y no resignación, volviendo a dar motivos para que nos devuelvan la credibilidad. Podría seguir pero estad tranquilos, no lo haré 🙂
No sé si las primarias son el instrumento que hace falta, o si es mejor un congreso. De momento tenemos un sprinter, extraordinario, pero no creo que él solo pueda cargar con todo.
La derrota ha sido colectiva y colectivo ha de ser el mensaje, colectivas y a todos los niveles tienen que ser las señales de que hemos tomado nota.
Si no lo hacemos, en la próxima cita nos volverán a decir «contigo no, bicho»!!!