Se va. Tras muchos tira y afloja, presiones (algunas intolerables…) dimes, diretes y columnas de tinta ZP aclaró su futuro. Hay noticias que por mucho que esperes cuando se materializan te dejan una sensación extraña… Es, casi, casi como dejarlo con un novio. Se va.
El Presidente que fue una luz de esperanza en el panorama político español se va después de recorrer, en sentido inverso, la cuesta de la valoración ciudadana. Muchos pensamos que ese recorrido hubiera sido radicalmente distinto si no nos hubiera asaltado la crisis a mitad de camino… pero lo hizo!
Él ya nos lo había dicho: haría los deberes, le costase lo que le costase. Y en esa tarea anda aplicado desde hace un año. No ha sido fácil. Hay que reconocerlo. La semana pasada el Financial Times (manda h… que diría el otro) vino a decirnos que la historia le absolverá. Nunca, nunca, hay que perder la capacidad para sorprenderse…
ZP se nos va y ahora toca pensar en lo que vendrá después. Soy de las que piensa, acertadamente o no, que las personas pasan, pasamos, y el partido, sin embargo, permanece. Nuestra historia va más allá de las personas, por brillantes que sean, o que hayan sido. Nuestra perspectiva se centra ahora en las primarias, como instrumento para recuperar la iniciativa, y lanzar el torpedo del recambio a la mayor de las velocidades. Necesitamos convencer, ser creíbles. Es fundamental que hagamos bien las primarias… y no estoy muy segura de que sepamos hacerlas, la verdad. No podemos dejar que se conviertan en un escaparate donde el debate se convierta en desavenencias, donde el contraste de ideas no sirva más que para llenar de puñaladas las hemerotecas. No podemos perder a la mitad de nuestros efectivos en esa elección interna, eso es darle demasiada ventaja al adversario. Las pocas experiencias que hemos vivido nos han demostrado que el modelo americano de primarias no acaba de ser el nuestro. Debemos aprender a modelarlo, hacerlo nuestro. Usemos esta oportunidad para ello.
Otro día discutimos si somos de R o de Ch… 😉
Mientras tanto, compañeros, templanza, tranquilidad, mesura y paciencia. Estas primarias, si al final las tenemos, tienen que salirnos bien. La democracia no puede tener efecto boomerang. Y mientras tanto… sigamos con las reformas, sí, y expliquemos un poco mejor a dónde nos lleva el camino este cuesta arriba que nos ha tocado gestionar, pero fuera del que, sencillamente, sólo nos hubiera quedado la travesía de un horrible desierto.