a JP

Hace sólo unas semanas que me “despedí” de mi jefe. Juan Pablo de Laiglesia, hoy embajador permanente de España ante Naciones Unidas, con sede en Nueva York, y hasta entonces Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, mi jefe.

Ha dicho de él su sucesor y antecesor en el cargo, y hoy mi nuevo jefe, Juan Antonio Yáñez que es, sencillamente, el modelo de diplomático español. Y yo estoy de acuerdo 🙂

Juan Pablo será un embajador magnífico ante Naciones Unidas, dejará el pabellón de España muy alto, como siempre ha hecho, como ha venido haciendo Juan Antonio. Y yo espero aplaudir desde este lado del charco sus éxitos, que serán los de todos. Y si puedo ir a aplaudir en directo… ¡allí estaré!

Le dedico este post, porque en este año y medio en el que he podido trabajar a su lado he aprendido muchas cosas. He conocido la realidad de América Latina, que es sencillamente apasionante y que vive en una efervescencia permanente. Dicen que es un tema que “engancha” y yo tengo pocas dudas la respecto. Pero, además de darme una zambullida profunda en los asuntos iberoamericanos primero y en los exteriores después, he aprendido otras muchas cosas. Agradezco mucho este “máster a lo bestia” como algún amigo mío calificaba su paso por el Congreso, pero la verdad  es que esta experiencia me ha dado, me está dando, la oportunidad de abrir otras muchas y variadas perspectivas.

Y la oportunidad me la dio él. A decir verdad, cuando me hizo la entrevista, tuvimos una especie de «flechazo». Supe enseguida que quería trabajar con él. Y ha sido una experiencia estupenda. Así que aquí va mi agradecimiento, por una experiencia que aun no ha terminado, pero que de no ser por él no hubiera empezado.

Gracias a Juan Pablo, por su inteligencia, por sus múltiples habilidades diplomáticas, políticas, sociales, mediáticas y parlamentarias. Gracias por su mentalidad abierta, por su “osadía” para innovar, gracias, mil gracias, por haber hecho realidad los encuentros con los bloggers. Gracias por despachar asuntos por sms, por correo electrónico por ser instantáneo pese a las dificultades técnicas que encontramos. Gracias por el sentido del humor, por la eficacia. Gracias por enseñarme que el compromiso profundo, claro y contundente puede adoptar muchas formas.

Él me dice que está contento, porque sabe que estoy contenta de poder trabajar ahora con alguien como el Secretario Yáñez, un sabio entre los sabios. Y lo estoy, contenta y preparada para seguir aprendiendo.

Pero que esté seguro que yo no le olvido 🙂