Cada uno que rece lo que quiera ¿no?

De piedra me quedo, igual que media Europa, cuando leo que en la «civilizada» Suiza ha rechazado en referéndum la construcción de minaretes, símbolo visible de las mezquitas, que son, como todo el mundo sabe, el lugar de culto de quienes profesan la religión musulmana o mahometana.

Parece ser que en la neutral Suiza, que como bien decía hoy Gabilondo en su comentario de las 21.00, deja entrar el dinero provenga de dónde provenga, sin hacer preguntas acerca de su procedencia, ni de su destino, pero no quiere ver sñimbolos que «rompan» su homogeneidad. Y eso la ultraderecha suiza lo ha aprovechado.  Famosa por sus campañas xenófobas y racistas, encarnada en dos formaciones políticas de quienes partió la iniciativa de que se celebrara este referendum, el Partido Democrático de Centro y el Partido Democrático Federal han conseguido azuzar miedos y prejuicios de una manera inesperada. A mí, desde luego, me cuesta reconciliar el concepto de «neutralidad» tan ligado al país Helvético con estos resultados.

Estas deciciones del «soberano pueblo» Suizo han desencadenado una ola de condena en Europa, empezando por la propia Suiza.  Pero sobre todo, ha generado reacciones en el mundo religioso. No es extraño que los musulmanes europeos (sí, hay europeos que son musulmanes y musulmanes que son europeos, cada vez más) se sientan estupefactos… Hay quien dice que agredidos. Mucha gente reflexiona hoy sobre este asunto.

No podía ser de otra manera. El Vaticano también ha condenado este resultado, porque considera que atenta contra la libertad religiosa.

Y ante esto, yo, que no me considero una persona especialmente religiosa, digo que es verdad, que no es bueno ni prohibir ni imponer la fe a nadie. Por una vez voy a estar de acuerdo con el Vaticano, cosa que no acostumbro a hacer.

La religion es una decisión muy personal, y que su ejercicio ni puede imponerse ni puede prohibirse, siempre y cuando se respeten los derechos fundamentales de los demás, también de aquellos que no comparten nuestro credo. Y por eso defiendo que el Estado, y los servicios públicos han de ser NEUTRALES ante el fenómeno religioso, porque esta me parece la única manera de garantizar que cualquier ciudadano pueda ejercer su libertad religiosa, sea cual sea la que ha elegido profesar, o también si no ha decidido profesar ninguna, y eso es especialmente importante en sociedades con las nuestras, cada vez más heterogéneas y más mestizas en lo social y en lo religioso. Ya he hablado de este asunto el agún otro post

Por eso tengo muy claro que no quiero ni cruces ni medias lunas en las instituciones , ni quiero que se prohiba la construcción de iglesias o mezquitas, ni de campanarios ni de minaretes.

Yo hubiera votado que NO en ese referendum.  Porque digo yo… que cada cual rece lo que quiera, o no…

Lecciones… las justas

Recuerdo que en la campaña de 2004 el PSOE utilizó un vídeo en campaña en el que se relataban al más puro estilo «Barrio Sésamo» las diferencias -ideológicas- entre derecha e izquierda.

Yo no admito que «todos seamos iguales». No, de ninguna manera.
Es una pena que este vídeo no lo vea TODO EL MUNDO. Diferencias, hailas… como las meigas!

Ps: Disfruten Uds., de paso, de un estilazo parlamentario

Con el permiso de Yoani Sánchez

Con su permiso, el permiso de una las bloggers que más impacto social y político logran a través de sus blogs, voy a reproducir aquí uno de los últimos post de Yoani Sánchez. Y es que el Presidente de USA le ha enviado una contestación a ella, que remueve conciencias, que genera debate, que salta fronteras sin moverse de su país, que rodea el muro de la censura y hace llegar a quienes lo quieran leer, a quienes estén de acuerdo o a quienes no lo estén su opinión.

Un verdadero ejemplo del «poder de las redes» (recomiendo por cierto el libro del mismo título de David de Ugarte si estás pensando en abrir un blog, y usarlo como una herramienta de activismo, del activismo que más te apetezca: político, culinario, social, deportivo…). Si haces click en el link que ves arriba, podrás bajarte el libro LEGALMENTE y totalmente gratis 🙂

Estoy haciendo, precisamente estos días, un curso, el Primer Taller Internacional de Formación Online Sobre el Uso de las Tics como Herramientas para la Participación Política, de la Fundación Ideas. Estamos aprendiendo a sacarle partido a nuestros blogs. Enlazo en este post a 4 compañeros, con el ánimo de hacerles partícipes del ejemplo de Yoani.
Óscar, María , o Guillermo.

Respuesta de Barack Obama a Yoani Sánchez

Presidente Barack Obama: Agradezco esta oportunidad que me brindas para compartir impresiones contigo y con tus lectores en Cuba y en el mundo, y aprovecho para felicitarte por el premio María Moore Cabot de la Escuela Graduada de Periodismo de la Universidad de Columbia que recibiste por promover el entendimiento mutuo en las Américas mediante tus reportajes. Me decepcionó que se te impidiera viajar para recibir el premio en persona.

Tu blog ofrece al mundo una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba. Es revelador que el internet les haya ofrecido a ti y a otros valientes blogueros cubanos con un medio tan libre de expresión, y aplaudo estos esfuerzos colectivos para apoderar a sus compatriotas para expresarse a través de la tecnología. El gobierno y el pueblo estadounidense nos unimos a todos ustedes en anticipación del día que todos los cubanos puedan expresarse libre y públicamente sin miedo ni represalias.

Yoani Sánchez: 1. Durante mucho tiempo el tema de Cuba ha estado presente tanto en la política exterior de los Estados Unidos, como entre las preocupaciones domésticas, especialmente por la existencia de una gran comunidad cubano-americana. Desde su punto de vista ¿En cuál de los dos terrenos debe ubicarse este asunto?

Todos los asuntos de política exterior tienen componentes domésticos, especialmente aquéllos que conciernen países vecinos como Cuba, de donde provienen muchos emigrantes radicados en los Estados Unidos, y con la que tenemos una larga historia de vínculos. Nuestros compromisos de proteger y apoyar la libre expresión, los derechos humanos y un estado de derecho democrático tanto en nuestro país como en el mundo también rebasan las demarcaciones entre lo que es política doméstica y exterior. Además de todo esto, muchos de los retos que comparten nuestros países, como la migración, el narcotráfico y el manejo de la economía, son asuntos tanto domésticos como foráneos. En fin, las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos han de ser vistas dentro de un contexto tanto doméstico como exterior.

2. En el caso de que existiera, por parte de su gobierno, una voluntad de dar por terminado el diferendo, ¿Pasaría esto por reconocer la legitimidad del actual gobierno de Raúl Castro, como único interlocutor válido en unas eventuales conversaciones?

Como he dicho antes, mi administración está lista para establecer lazos con el gobierno cubano en un número de áreas de mutuo interés, como hemos hecho en las conversaciones migratorias y sobre correo directo. También me propongo facilitar mayor contacto con el pueblo cubano, especialmente entre familias que están divididas, algo que he hecho con la eliminación de restricciones a visitas familiares y a remesas. Queremos establecer vínculos también con cubanos que están fuera del ámbito gubernamental, como lo hacemos en todo el mundo. Está claro que la palabra del gobierno no es la única que cuenta en Cuba. Aprovechamos toda oportunidad para interactuar con todos los renglones de la sociedad cubana, y miramos hacia un futuro en que el gobierno refleje expresamente las voluntades del pueblo cubano.

3. ¿Ha renunciado el gobierno de Estados Unidos al uso de la fuerza militar como forma de dar por terminado el diferendo?

Estados Unidos no tiene intención alguna de utilizar fuerza militar en Cuba. Lo que Estados Unidos apoya en Cuba es un mayor respeto a los derechos humanos y a las libertades políticas y económicas, y se une a las esperanzas de que el gobierno responda a las aspiraciones de su gente de disfrutar de la democracia y de poder determinar el futuro de Cuba libremente. Sólo los cubanos son capaces de promover un cambio positivo en Cuba, y esperamos que pronto puedan ejercer estas facultades de manera plena.

4. Raúl Castro ha dicho públicamente estar dispuesto a dialogar sobre todos los temas, con el único requisito del respeto mutuo y la igualdad de condiciones. ¿Le parecen a usted desmedidas estas exigencias? ¿Cuáles serían las condiciones previas que impondría su gobierno para iniciar un diálogo?

Llevo tiempo diciendo que es hora de aplicar una diplomacia directa y sin condiciones, sea con amigos o enemigos. Sin embargo, hablar por aquello de hablar no es lo que me interesa. En el caso de Cuba, el uso de la diplomacia debería resultar en mayores oportunidades para promover nuestros intereses y las libertades del pueblo cubano.

Ya hemos iniciado un diálogo, partiendo de estos intereses comunes –emigración que sea segura, ordenada y legal, y la restauración del servicio directo de correos. Estos son pasos pequeños, pero parte importante de un proceso para encaminar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba en una nueva y más positiva dirección. No obstante estos pasos, para alcanzar una relación más normal, va a hacer falta que el gobierno cubano tome un curso de acción.

5. ¿Qué participación podrían tener los cubanos del exilio, los grupos de oposición interna y la emergente sociedad civil cubana en ese hipotético diálogo?

Al considerar cualquier decisión sobre política pública, es imprescindible escuchar tantas voces diversas como sea posible. Eso es precisamente lo que hemos venido haciendo con relación a Cuba. El gobierno de los Estados Unidos habla regularmente con grupos e individuos dentro y fuera de Cuba, que siguen con interés el curso de nuestras relaciones. Muchos no están de acuerdo con el gobierno cubano, muchos no están de acuerdo con el gobierno estadounidense, y muchos otros no están de acuerdo entre sí. Lo que debemos estar todos de acuerdo es que tenemos que escuchar a las inquietudes e intereses de los cubanos que viven en la isla. Por eso es que todo lo que están haciendo ustedes para proyectar sus voces es tan importante – no sólo para promover la libertad de expresión, pero también para que la gente fuera de Cuba pueda entender mejor la vida, las vicisitudes y las aspiraciones de los cubanos que están en la isla.

6. Usted es un hombre que apuesta por el desarrollo de nuevas tecnologías de comunicación e información. Sin embargo los cubanos seguimos con muchas limitaciones para acceder a Internet. ¿Cuánta responsabilidad tiene en eso el bloqueo norteamericano hacia Cuba y cuánta el gobierno cubano?

Mi administración ha tomado pasos importantes para promover la corriente libre de información proveniente de y dirigida al pueblo cubano, particularmente mediante nuevas tecnologías. Hemos posibilitado expandir los lazos de las telecomunicaciones para acelerar el intercambio entre la gente de Cuba y la del mundo exterior. Todo eso recrecerá los medios a través de los cuales los cubanos en la isla podrán comunicarse entre sí y con personas fuera de Cuba, valiéndose, por ejemplo, de mayores oportunidades en transmisiones de satélite y de fibra óptica. Esto no ocurrirá de un día a otro, ni tampoco podrá tener plenos resultados sin actos positivos del gobierno cubano. Tengo entendido que el gobierno cubano ha anunciado planes para ofrecer mayor acceso al internet en las oficinas de correo. Sigo estos acontecimientos con interés y urjo al gobierno a permitir acceso a la información y al internet sin restricciones. Quisiéramos escuchar qué recomendaciones tienen para apoyar el flujo libre de información desde y hacia Cuba.

7. ¿Estaría dispuesto a visitar nuestro país?

Nunca descartaría un curso de acción que avance los intereses de los Estados Unidos o promueva las libertades del pueblo cubano. A la misma vez, las herramientas diplomáticas han de usarse sólo luego de preparaciones minuciosas y como parte de una estrategia clara. Anticipo el día que pueda visitar una Cuba donde toda su gente pueda gozar de los mismos derechos y oportunidades que goza el resto de la gente del continente.

Pañuelos

Sí, es verdad. En el post inmediantamente anterior no he mencionado el pañuelo, el hiyab, el chador. Lo he hecho a propósito. Quiero dedicarle un espacio a parte.

A priori, no estoy a favor de que las mujeres vayan cubiertas, ni las musulmanas, ni las hindúes, ni ninguna otra.Entiendo que hay mujeres emancipadas, educadas, libres, que deciden marcar su procedencia mediante este símbolo, y que su caso puede ser diferente, pero yo tengo una idea bastante concreta de lo que implica que las mujeres vayan cubiertas.

El pañuelo es un signo que trasciende lo religioso. Hablar del pañuelo implica hablar de los derechos de la mujer y de su dignidad. Ir cubierta es signo de sumisión, de obediencia, de discreción. Todos «deberes» de una mujer invisible y sin derechos.  Y no es una característica exclusiva del Islam, no. Hasta hace bien poco, las católicas asistían «con velo» a misa, y se les imponía la obligación de llevar manga larga y media tupida en cualquier estación, para guardar el decoro debido. Es, desde luego, una fórmula menos gravosa, pero todavía quedan abuelas en la España profunda que llevan un pañuelo negro a la cabeza. Muchos trajes regionales incluyen ese elemento, que hoy es meramente folclórico, pero que formó parte de la indumentaria habitual de las mujeres, y algunas órdenes religiosas imponen la «toca» a las mujeres que forman parte de ella.

Ahí ha estado, hasta hace nada, ese deber de ir cubierta, recordando y señalando una postura diferente de la mujer en la sociedad, conjurando los peligros y pecados que la «hembra» suscita y genera por el mero hecho de serlo, de mostrarse. Mostrando de miles formas y con algunas más visibles, ese pecado original que cometió Eva y que nos ha convertido en sospechosas y culpables históricas del mal, al menos en las 3 religiones que beben de ese origen: el cristianismo, el islam y el judaísmo, y que deriva en prácticas deleznables como la ablación o las lapidaciones, que tienen su origen, simplificadamente, en la consideración de la mujer como un ser inferior, sin derechos: un objeto.

Las niñas no pueden ir a clase cubiertas, ni pueden dejar de hacer gimnasia, del mismo modo que no cabe objetar a educación para la ciudadanía, ni a biología ni a historia, por poner algunos ejemplos. No podemos aceptar como símbolos culturales aquellos que «marcan» o discriminan a un género por el mero hecho de serlo.

¿Estaré equivocada? De momento, yo creo que no… pero el debate está servido. Y como muestra dejo un enlace para «la polémica»

Símbolos….

Hace pocos días se hizo pública una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sobre el caso Lautsi contra Italia por la presencia obligatoria de Crucifijos en las aulas. El Tribunal Europeo nos dijo que según su criterio, lo suyo es que en las aulas europeas no se exhiban símbolos religiosos.

Sobra decir la escandalera que se armó de manera inmediata en cuanto se conoció el contenido de la sentencia. No esperábamos menos. La Iglesia reclama un «derecho» sobre la base de que estamos ante un símbolo cultural, que recuerda nuestra historia y a nadie ofende. Yo me considero cristiana, pero heredera también de una riqueza cultural que como europea y española me es propia y que tiene su raíz en el Islam, que estuvo presente y formó parte de la historia de España y Portugal, durante 8 siglos. A mí no me ofende el crucifijo, pero existen minorías a las que sí les puede ofender, o que sin ofenderles reclamarían el mismo derecho para otros símbolos religiosos que sí que sean los suyos; un budha, una media luna…  Estamos llegando a un punto en el que os estamos todos, o no está ninguno. No quiero imaginar las reacciones iracundas de quienes excomulgan, amenazan con el infierno, niegan la comunión, etc, etc. si se les comunicara la colocación de alguno de esos símbolos religiosos en las aulas.

Me explico. En mi opinión el estado, las instituciones todas que en el caso español han de comprender a las comunidades autónomas, que en virtud de l traspaso de competencias hoy gestionan una parte muy importante de las políticas y las acciones con las que los ciudadanos tropezamos todos los días, deben asegurar la netrualidad sobre la base de la cual nadie se sienta ofendido, ni la mayoría ni las minorías. Defiendo el modelo francés, en el que ningún tipo de simbología religiosa está permitida en el ámbito público.

Es decir todas las personas que formen parte de ese ámbito público (profesorado, personal médico y sanitario, ejército y cuerpos y fuerzas de seguridad , funcionariado al uso, cuerpo diplomático, judicatura) así como los espacios en los que desarrollen sus tareas deberían estar totalmente desprovistos de cualquier tipo de símbolo religioso: ni cruces, ni quipas,  ni turbantes… Nada. Lo mismo habría de aplicarse a aquellos que representan a ciudadanos en el ámbito público: concejales, abogados, procuradores, etc.

Cada cual en su casa, o en el ejercicio de sus actividades, las que no interfieran en la esfera pública es libre, totalmente libre, para profesar el credo que le parezca mejor, y vestirse de acuerdo con ese credo.

Soy perfectamente consciente de que, en primer lugar, habrá quien me tache de radical, pero estoy abierta a intercambiar ideas, y a debatir. Reconozco que en esta, como en otras tantas cosas,  puedo estar equivocada.

Sé también que esta no es la situación actual en España. Los cargos públicos de mi gobierno, por ejemplo, han prometido o jurado sus cargos ante una cruz. Ni el Ministerio de Educación tiene de momento planeado retirar de manera generalizada las cruces de las aulas. Tengo la esperanza que la reforma de la ley de Libertad Religiosa que ahora se empieza a discutir contemple estos temas. Me gustaría que la derecha española, que tanto gusta de mirar a Sarkozy, estuviera a la altura de las circunstancias y estudiase bien ese modelo, y los debates sociales que existen desde hace años en el país galo.

Por suerte o por desgracia en España el debate empieza a producirse ahora, y tenemos otras experiencias europeas sobre las que aprender qué cosas derivan en errores.

¿Es esto una postura radicalmente laicista? Puede, yo la llamo de NEUTRALIDAD de la cosa pública hacia una sociedad que cada vez es más mixta, menos homogénea, y más mestiza.  Responder y servir a esa sociedad, de la manera más adecuada posible, es un deber principal de quien gestiona lo público.

La neutralidad… no debería herir a nadie. Pero estoy segura de que las reacciones de los colectivos ligados a la Iglesia Católica, liderados por ésta se rasgarían las vestiduras… y la vez, tal vez, condenen a turbante sin reparos, sin darse cuenta de que símbolos lo son los de todas las religiones, y las mayorías religiosas, ya no son lo que eran.

Turquía… as usual

Hola!
Vuelvo, para dejaros un artículo para la reflexión. Hoy, casualidades de la vida, compartí almuerzo con su autor José Ignacio Torreblanca. Muy simpático, y su lectura, muy recomendable.

Al margen de esta coincidencia, os dejo el artículo porque ya sabéis… el asunto de la candidatura de Turquía a la UE siempre me ha despertado interés. Esta vez no iba a ser una excepción. ¿No es muy triste que Tuquía haya perdido la fe en la UE?

En inglés se utiliza la expresión «sentir frío en los pies» (cold feet) para describir aquellas situaciones en las que nos invaden las dudas justo en el último minuto. Para los anglosajones, es la comezón que asalta a los actores antes de salir al escenario o a algunas parejas antes de pronunciar el «sí, quiero». Para los castizos, viene a ser la suerte taurina llamada espantá o, más técnicamente, «precipitarse hacia el burladero como alma que lleva el diablo».

Es también lo que le pasa a la UE con Turquía. Sesenta años después de que Turquía se convirtiera en miembro fundador del Consejo de Europa, todavía discutimos su europeidad. En 1963, en 1987, en 1999 y en 2005, es decir, en todas y cada una de las ocasiones que la UE ha tenido que manifestarse al respecto, ha confirmado que Turquía es elegible para ser miembro. Es más, la decisión de abrir las negociaciones de adhesión se tomó por unanimidad de los 25 asistentes al Consejo Europeo de diciembre de 2004 y fue refrendada por 407 votos a favor (y 202 en contra) en el Parlamento Europeo. Y sin embargo, como señala el reciente informe de la Comisión Independiente sobre Turquía, de la cual forman parte Martti Ahtisaari, Emma Bonino, Anthony Giddens, Michel Rocard y el español Marcelino Oreja, desde que comenzaran las negociaciones de adhesión en 2005, la UE y Turquía se han encerrado en un círculo vicioso de sospecha y desconfianza mutua.

Por un lado, la UE ha entrado en una aguda fase de introspección y dudas acerca de sí misma. Erróneamente, ha achacado todos los males relativos al fallido proceso de elaboración y ratificación de la Constitución Europea a los procesos de ampliación a los nuevos miembros de Europa central y oriental, prefiriendo concentrarse (en realidad, consolarse) con lo que algunos han denominado «una fase de consolidación». Pero detrás de esta retórica se esconde una realidad mucho más incómoda: que la llegada al poder de Nicolas Sarkozy y Angela Merkel en Francia y Alemania ha supuesto un giro de 180 grados en la política europea hacia Turquía. Frente a la posición de sus predecesores (Chirac y Schröder), ambos líderes han dejado claro en numerosas ocasiones su oposición a la adhesión de Turquía, prefiriendo en su lugar ofrecer a Ankara una «relación privilegiada». Pies fríos a este lado.

Por otro lado, en Turquía, la vocación europea flaquea como consecuencia de los continuos desplantes y desprecios de Bruselas. Contra todo pronóstico, los islamistas moderados de Erdogan adoptaron en un breve periodo de tiempo hasta 10 reformas constitucionales que buscaban alinear la Constitución turca con los requerimientos de la UE. Pero ante la falta de avance del proceso de negociación con la UE (en cuatro años sólo se ha cerrado un capítulo de los 35 de los que consta la negociación), la parte turca también ha perdido la fe en la UE. El resultado es sumamente preocupante: al comienzo, los islamistas moderados pensaron que la adhesión a la UE les ayudaría a consolidar su poder frente al Ejército y los partidos laicos. Hoy, sin embargo, los islamistas están consolidando su poder y buscando su institucionalización mediante métodos más ortodoxos (el control de los aparatos del Estado, el hostigamiento a los medios de comunicación críticos y la afirmación de los valores religiosos frente a las libertades públicas). Pies fríos también por allí, donde, según las encuestas, sólo el 30% de los turcos se siente europeo.

El resultado es que Turquía y la UE, en lugar de converger, se están alejando progresivamente debido a este círculo vicioso en el que la falta de incentivos debilita las reformas, lo que a su vez aleja a Turquía de la UE, y así sucesivamente. Se trata, en definitiva, de una profecía autocumplida: en 2004, un 73% de los turcos quería la adhesión; hoy sólo la apoya un 47%. Pero, reveladoramente, dos de cada tres turcos piensan que su país no logrará nunca ser miembro. Y a este lado, las cosas no tienen mejor aspecto, pues los europeos están mayoritariamente en contra de la adhesión, a razón de dos de cada tres en contra y sólo uno de cada tres a favor.

Que nadie cree que las negociaciones vayan a llegar a buen puerto es un secreto a voces en Bruselas. Y si nadie tira la toalla y rompe la baraja es porque ambas partes esperan que sea el contrario el que lo haga primero para así no tener que asumir los costes de haberse vuelto atrás. La adhesión de Turquía era un proyecto de la élite europea y de una minoría cosmopolita, pero la élite se ha echado atrás. Recomponer las relaciones después de semejante espantá será muy difícil.